¡Qué inmenso amor!

Estimado lector, Dios viene a ti para expresarte su amor a través de estas líneas. Así que te invito a escuchar la voz de Dios.

Independientemente de tu condición espiritual, material, física y emocional, quiero decirte que Dios te ama y te quiere.

No importa cual haya sido tu vida pasada, quiero decirte que Dios te ama.

Puede ser que tú pienses que no necesitas a Dios. Pero, El si te ama y piensa en ti.

La más grande declaración jamás expresada en el mundo es: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3: 16).

¿Quién hizo esta gran promesa?

Jesucristo el hijo de Dios hizo esa declaración. (Juan 3: 16).

La razón de la Creación

La Biblia dice que Dios creó el cielo y la tierra con el poder de su Palabra. El propósito de Dios al crear la tierra es proveer un hábitat para los seres humanos. Para hacer al hombre feliz, Dios creó todo lo necesario para que este hábitat fuera agradable.

“Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así.” (Génesis 1:14-15).

“E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas.

Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.” (Génesis 1:16-18)

“Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal." (Génesis 2:9).

“Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice.

El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus. Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates.” (Génesis 2:10-14)

Dios muestra su amor por el hombre a través de la preparación y/o la creación del medio ambiente para recibir al ser humano que El crearía a su propia imagen.

De modo que, el hombre es la razón de ser de toda la creación de Dios.

La creación del ser humano

Dios creó al hombre a su imagen, conforme a su semejanza. Ten en cuenta que, de todas las criaturas de Dios, sólo el ser humano fue creado a imagen de Dios. Entonces Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado. (Génesis 1: 26-27; 2:7-8).

La honra y la autoridad del ser humano

Dios hizo al hombre un poco menor que El, y lo coronó de gloria y honor. (Salmos 8:3-8).

A través de la creación, podemos entender el amor de Dios por el ser humano. Dios creó al hombre para la vida, la paz y el progreso. Él lo creó como él para amarle y vivir en comunión con él. Además, Dios le dio dominio al ser humano sobre toda su creación. (Genesis 1:29; 2:19,20).

La muerte espiritual

La posición del ser humano causó envidia y odio en Satanás, el enemigo de Dios. Por esa razón, Satanás empujó a Adán, el primer hombre, a desobedecer la Palabra de Dios.La Biblia dice: “Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2:17).

“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió, así como ella.” (Génesis 3:6).

De esa manera, Adán cometió el pecado de alta traición contra Dios. Con este acto, entregó la autoridad que Dios le había delegado a su mismo enemigo Satanás. (Génesis 3; 1Timoteo 2:14; Lucas 4: 6).

El hombre se hizo esclavo de Satanás, cuya naturaleza es la muerte espiritual.

La muerte espiritual pasó a todos los hombres por identificación a Adán. El apóstol Pablo dijo: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” (Romanos 5:12)

La muerte espiritual es la explicación del sufrimiento de la raza humana. La naturaleza de Satanás es la fuente de toda enfermedad, ruina, odio y homicidio. Su propósito principal es robar, matar y destruir. El lleva acabo ese propósito mediante la depresión, la opresión, los vicios, la concupiscencia, el divorcio, el suicidio y todo lo que contribuye a la destrucción del ser humano.

La Biblia dice que el mundo entero está bajo el poder de Satanás. (1 Juan 5:19; Lucas 4: 6). Él es como un ladrón que no viene sino para hurtar y matar y destruir (Juan 10: 10a).

En Juan (14: 30,) Satanás es mencionado como el príncipe de este mundo. Él es el que tenía el poder de la muerte. (Hebreos 2: 14).

El pecado reina en el mundo de las tinieblas, donde el hombre en estado de muerte espiritual vive por el emperador cruel que es Satanás. (Romanos 6: 14; Hebreos 2: 14; Colosenses 1:13).

La incapacidad del ser humano

Desde la entrada de la muerte espiritual en el mundo, todos los esfuerzos humanos para librar la humanidad del pecado y de sus consecuencias han sido vanos.

La educación ha sido incapaz de erradicar el pecado. La historia confirma que cada nivel de civilización fue acompañado por la degradación moral.

Las guerras y los vicios siguen destruyendo la juventud, la fuerza de la humanidad. Esta crueldad es la manifestación de la potestad de Satanás para destruir. (Juan 10: 10).

A pesar de la innovación de la tecnología, el hombre ha sido incapaz de inventar la solución para el pecado, la enfermedad y la muerte. El cuerpo humano está expuesto a múltiples enfermedades.

La muerte sigue siendo el problema más importante de toda la humanidad. Esta pone fin a los sueños, la alegría, la esperanza y la vida. 

El amor de Dios en la redención: la Solución

Solo Dios, el creador puede salvar legalmente al hombre mediante el pago de la condena por su pecado para darle una nueva vida: la vida eterna y una nueva naturaleza: la de Dios.

La Biblia dice que Dios es Amor. El expresó su amor por ti y por mí. Jesús, el hijo de Dios nos revela esto en Juan 3: 16: "de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Estimado lector, te invito a que pensemos en el amor de Dios por un momento.

Este mundo perdido en la desesperación, bajo el poder de Satanás, no merece la intervención de Dios.

De hecho, nosotros, los seres humanos estábamos sin Dios en el mundo, sin esperanza, siguiendo la corriente de este mundo cuyo príncipe es Satanás. Él cual cegó el entendimiento de los que estábamos, sin Dios; cada uno según su camino. (Efesios 2: 12; Isaías 53: 6-7; 1 Pedro 2: 25).

Éramos en otro tiempo extraños y enemigos en nuestros pensamientos y nuestras malas acciones. (Colosenses 1: 21).

A nivel mundial, los seres humanos viven en la concupiscencia de la carne, haciendo la voluntad de la carne y sus pensamientos, y son por naturaleza hijos de ira. (Efesios 2: 1-3).

Pero Dios, que es rico en misericordia, manifestó por nosotros su gran amor (Efesios 2: 4-7). El Señor Jesús dijo: "Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (Juan 15: 13). El apóstol Pablo escribió: “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:6-8).

La Biblia dice: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.” (Juan 4:9,10)

Con su vida durante su ministerio terrenal, Jesús nos mostró que Dios nos ama. Pedro, uno de los apóstoles de Jesús hizo un resumen de la vida de Jesús en la tierra en estos términos: “cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.” (Hechos 10:38)

En la cruz, Jesús pagó por la pena de nuestros pecados. El profeta Isaías que habló de la obra de sustitución de Cristo dijo: “Él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él. Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.” (Isaías 53:5,10).

En la epístola a los Hebreos leemos que Jesús se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. Y que Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios. (Hebreos 9:26; 10:12).

Esto es la demostración del amor de Dios para ti y para mí. Jehová cargó en Jesús el pecado de todos nosotros.

El apóstol Pablo escribió que Jesús, el hijo de Dios no conoció pecado, pero Dios lo hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. (2 Corintios 5: 21).

Con el fin de mostrar su amor por ti, Cristo optó por ser tu sustituto tomando tu lugar.

Según la ley de Dios, el alma que pecare, esa morirá. (Ezequiel 18: 4).

Pablo en su epístola a los Romanos escribió: "Porque la paga del pecado es muerte" (Romanos 6: 23a).

Recuerdas que el Señor Jesús dijo: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. “Jesús murió en tu lugar porque te ama. Él fue tu sustituto. 

Jesucristo es el Señor

Por su muerte, el Señor Jesús destruyó al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo para tu liberación del poder de las tinieblas. (Hebreos 2:14, 15; Colosenses 1:13).

Pedro hizo estas declaraciones:

"A este Jesús Dios le resucitó; todos somos testigos. Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo." (Hechos 2:32, 36).

Estimado lector, el Señor Jesús dijo que todo el que cree no se pierde. La resurrección de Cristo Jesús es la credibilidad del Evangelio. En efecto, la resurrección de Jesucristo es la prueba de que Dios aceptó su sacrificio por los pecados. Esto significa que la pena del pecado ha sido pagada y que todos los que creen en él son totalmente libres del castigo por los pecados.

Su resurrección demuestra que Dios nos ha declarado justos. Hemos pasado de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios y de la muerte espiritual a la vida eterna. (Romanos 4: 25, Romanos 1: 4; Juan 5: 24, Hechos 26: 18).

Estimado lector, tu Creador te extiende su mano. Tiene los brazos abiertos para recibirte en su gran familia. El viene por ti; te ama; te necesita.

¿Notaste el siguiente versículo del Evangelio según San Juan?

"Pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios..." (Juan 1:12).

Dios es fiel. El Promete hacer de ti su Hijo. Tu parte es recibir a Jesús y creer en su nombre.

La Biblia dice: “que, si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.”

Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. (Romanos 10:9,10). Pues la Escritura dice: “Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. (Romanos10: 11).Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” (Romanos10:13).

Dios quiere salvarte de la prisión de Satanás, de la muerte espiritual, de la destrucción y de la enfermedad. Él quiere salvarte del infierno, de la esclavitud del pecado y de sus consecuencias. Él quiere librarte del poder de las tinieblas y llevarte a su familia real. En fin, Dios quiere compartir su vida eterna contigo. Su deseo es hacer de ti una nueva criatura en Cristo. Dios quiere hacer de ti participe de la naturaleza divina.

Cuando invites a Cristo en tu vida, recibirás el poder de ser hecho hijo de Dios. Obtendrás cada día, la sabiduría de Dios para tomar nuevas decisiones que traerán la paz y el éxito en tu vida. Su sabiduría te ayudara a hacer frente con claridad y superar las circunstancias de la vida. (1 Corintios 1:30; Romanos 8: 37).

Su amor te ayudará a saber cómo actuar en las situaciones desagradables de la vida. (Romanos 8: 37-39; 1 Corintios 13). Tendrás su capacidad a tu disposición. (Filipenses 4:13; Isaías 41:10; 1Jean4:4).

 Ahora, estimado lector, te invito a recibir a Jesús como tu Salvador y tu Señor. Es muy sencillo. Podrías orar de esta manera:

"Oh Dios, te alabo por lo que me has dicho acerca de lo que para mostrar tu amor por mí.

Abro mi corazón para recibir a Jesucristo como mi Señor y Salvador.

Creo que tu hijo Jesucristo murió por mis pecados. Él resucitó para mi justificación. Ahora te doy gracias porque has hecho de mí tu hijo. Me ves justo y me hiciste pasar de la muerte a la vida.

Tú me has librado de la potestad de las tinieblas y me has trasladado al reino del hijo de tu amor. ¡En Cristo, soy redimido!

Gracias, Padre Celestial por escuchar mi oración en el nombre de Jesucristo. Amén.